Junto al paredon

Puedes escuchar la voz en tu interior desde el otro lado.
Fui desterrado al submundo de los condenados
aislado de seres queridos.
Mi realidad es un relato sometido al olvido
bajo una lápida.
La oscuridad me tiene preso en esta fosa,
desde que mi nombre quedó impreso en esa losa.
Mi cuerpo reposa
mientras mi alma vaga
sin encontrar la calma
en este campo de lirios y rosas.
Solo recuerdo aquel momento
el día de mi ejecución.
La vida pasó fugaz ante mí en el paredón.
El dolor de una infancia en guerra que encierra desgracia.
¡Cuatro disparos que os sacian
pero soy yo el tiro de gracia!

Mis constantes vitales bajaron
mientras mis venas se vaciaron en tierra
ausente de democracia.
El fin de mi existencia
fue una condena
en una caja de pino a medida
para una despedida eterna.
Una escena de pánico y pena
fue al despertar
dentro de un féretro herido,
entró un silencio espectral.
El oxígeno me avandonaba,
caminaba sin aliento
hacia el monte de las ánimas.
¡No! ¡No quiero ser pasto de insectos!
Puedes ver mis uñas arrancadas
marcadas en la tapa,
intento inútil de escapar
de la muerte que allí reinaba.
¡Ayudadme, por favor!
Gritaba sin solución.
Enterrado vivo es el motivo
por el que hoy pido mi exhumación.

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