Origen del sindrome de estocolmo y nightingale.

Origen del nombre del sindrome de estocolmo

En la medida en que se prolonga, el secuestro genera una dinámica terrible, según la cual víctimas y victimarios desarrollan una relación afectiva, que puede llegar hasta amores fervientes o, como en el caso de Patricia Hearst, una militancia ideológica. Estos comportamientos adoptaron el nombre de la ciudad en la que fueron percibidos por primera vez: Estocolmo. Lo curioso es que la aparición de este síndrome en un secuestro o una situación de rehenes puede constituir la única garantía de vida para las víctimas

Acaba de finalizar uno de los secuestros más largos de la historia democrática venezolana. Luego de dos años, presumiblemente oculto en un paraje de los Llanos Orientales de Colombia, el piloto Richard Boulton volvió a casa.

Tras prolongadas negociaciones, la familia Boulton canceló una cantidad estimada en 430 mil dólares al grupo que llevó a cabo la acción delictiva. Pero el hombre que apareció en Venezuela luego de 24 meses de cautiverio y privaciones distaba mucho de ser el mismo que proyectaron por la televisión con barba, melena, verbo vacilante y mirada desorientada.

Boulton apareció con el pelo rapado y afeitado. Su palabra era firme y pausada. Una de las primeras cosas que dijo a la prensa fue que sus captores lo habían tratado bien. Luego de dos años privado a la fuerza de su libertad, no dejó escuchar palabras de odio hacia sus secuestradores, o alguna que simplemente clamara por justicia ante un hecho tan abominable.

Desde 1973, esta forma de comportarse tiene un nombre: síndrome de Estocolmo. En esa oportunidad, un ladrón de bancos fue tomado in fraganti por las autoridades de la capital sueca, y se generó una situación de rehenes. El delincuente (Jan Erik Janne Olsson) logró que un compinche (Clark Olofsson) entrase en la escena pues de lo contrario mataría a quienes allí se encontraban. Este atrincheramiento se prolongó durante seis días. En ese lapso, una de las víctimas desarrolló una relación afectiva con el segundo de los ladrones, al punto que lo protegió cuando la policía lanzó gas lacrimógeno dentro de la agencia. Nadie salió herido.

La fundación País Libre, creada en Colombia para el estudio del secuestro (un delito endémido en ese territorio), define al síndrome de Estocolmo como “el conjunto de conductas por parte de las víctimas de secuestro en las cuales está presente un afecto manifiesto hacia los captores”.

De acuerdo con esta organización, se presenta una “identificación inconsciente por parte de la víctima con su agresor, ya sea asumiendo la responsabilidad del plagio, ya sea imitando moral o físicamente al agresor, o adoptando ciertos símbolos de poder que lo caracterizan”.

¿Quería Boulton parecerse a sus últimos custodios, supuestos paramilitares de las Autodefensas Unidas Campesinas? Esta idea no puede ser descartada. Pero hay otros ejemplos. En el caso de Patricia Hearst, hija del conocido editor estadounidense William Hearst, hubo incluso una identificación ideológica con los captores. La alemana Nicola Fleuchaus fue secuestrada en enero de 1996 cuando finalizaba una estadía navideña en Costa Rica. Luego de haberla rescatado, las autoridades entraron en dudas pues encontraron fotos de ella abrazada con el guerrillero nicaragüense que supuestamente la había privado de su libertad.

Una de las terribles contradicciones de un secuestro o de una situación de rehenes es que mientras las autoridades intentan a toda costa y cuanto antes obtener la libertad de la víctima con el menor daño posible para ella, uno de los factores que puede asegurar esa integridad física es precisamente la prolongación del cautiverio. En efecto: de acuerdo con los expertos en la materia, la aparición del síndrome de Estocolmo puede convertirse en la única garantía de que la víctima de un secuestro conservará la vida. En la medida en que el rehén deja de ser un objeto de cambio para el secuestrador, y aparezca ante sus ojos como un ser humano digno de afecto, será más difícil que le haga daño. Por otra parte, será más difícil para la víctima aportar datos en contra de su captor durante un eventual proceso judicial.

Origen del nombre del sindrome de nightingale

Florence Nightingale, OM , británica, es considerada una de las pioneras en la práctica de la enfermería. Se le considera la madre de la enfermería moderna y creadora del primer modelo conceptual de enfermería. Destacó desde muy joven en la matemática, aplicando después sus conocimientos de estadística a la epidemiología y a la estadística sanitaria. Fue la primera mujer admitida en la Royal Statistical Society británica, y miembro honorario de la American Statistical Association.


El objetivo fundamental de su modelo es conservar la energía vital del paciente y, considerando la acción que ejerce la naturaleza sobre los individuos, colocarlo en las mejores condiciones posibles para que ésta actúe sobre él. Su teoría se centró en el medio ambiente. Creía que un entorno saludable era necesario para aplicar unos adecuados cuidados de enfermería. Afirmó que hay cinco puntos esenciales para asegurar la salubridad de las viviendas: aire puro, agua pura, desagües eficaces, limpieza y luz. Indicó la necesidad de la atención domiciliaria: las enfermeras que prestan sus servicios en la atención a domicilio deben enseñar a los enfermos y a sus familiares a ayudarse a sí mismos para mantener su independencia. Su modelo considera la enfermería como una vocación religiosa, sólo para mujeres. Sus puntos fuertes fueron la educación, la experiencia y la observación. La práctica de la enfermería implica el uso adecuado del aire fresco, la luz, el calor, la limpieza, la tranquilidad, y la oportuna selección y administración de dietas. Todo ello con el menor gasto posible de la energía vital del paciente para evitar la enfermedad.

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