La niña


Su niñez fue un tren, persiguiendo al horizonte,
Que siempre decía: ¡Ven! sin saber muy bien a donde.
El futuro era un país en el confín de la distancia,
Dejando a tras lejana nube gris en la ventana que era su infancia.

Y crecer no fue sencillo, nada de brillo,
Siempre ser princesa que estaba encerrada en su castillo,
Ya de niña, creció sentadita en un bordillo,
Con sueños en la cabeza y con arena en los bolsillos.

Nadie le conto que este cuento es un engaño,
Que todo es un invento para que sigas al rebaño
Que el tiempo pasa lento pero que vuelan los años,
Que crecer es aprender a desengaños.

Toda la fe que perdió ya no le vuelve nunca,
No siempre hay respuesta a las preguntas.
Lo que si aprendió de crecer en esta jungla
Es saber seguir de pie cuando todo se derrumba.

Todo se analiza
Hasta el mismísimo amor le sabía a ceniza, los besos agonizan,
Todos los días son arenas movedizas,
Un sueño que se acaba mientras otro cicatriza.

Tras tantas reflexiones, su conclusión es,
Que en esta vida no hay un libro de instrucciones,
Solo su corazón es la única bandera
Y desde ahí, si ella vive a su manera.

Y persigue a sus quimeras,
Atrapando el amor que mueve al globo,
Pero ella aprendió de la escuela del ayuno.

Y aprendió así a ha vivir a ser infeliz,
Sin dinero, sin efectos especiales,
Solo era una niña que creció enfadada,
Gritándole a la vida con los puños apretados.

Y con 15 ya es vivir por vocación,
Dormir para soñar y al despertar resignación.

Vivió como la niña que perdió su mapa
Todo acabo, el tiempo pasa,
Eso es madurar
Tic, tac, tic, tac, tic, tac,
Y el reloj del corazón
Siempre le dio la razón
Aquella niña triste
Aprendió a ser una chica mayor

Y mira hacia atrás para recordar quien es
Y mira hacia delante para saber a dónde va
Ya no da gracias al cielo por el pan de hoy
Tiene los pies en el suelo sabe por que esta.

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