La Realida vacia.

Antes iniciar un análisis sobre el Destino, me veo en la obligación de darles una mala noticia; bueno, no se inquieten, pero tampoco la tomen a la ligera.

¿De qué se trata?

No es nada nuevo, pero que a fuerza de ser sincero debo explicitar.

Trata sobre la Incertidumbre; sustancia inodora, inaudible, insulsa e invisible pero que al hacerse presente en escena y planear sobre todo pensamiento humano produce nauseas y mareos de angustia.Ella se posa sobre toda idea, proyecto, obra o ilusión que el ser humano elabore; Y lo peor es su falta de gracia y oportunidad.

La Incertidumbre no se asienta con la liviandad de la mariposa sobre el cáliz de una flor; No; lo hace con el brusco peso de un buitre.

Ella golpea por igual a la fe, a la ciencia, a la información, los cálculos, los sueños y la vigilia, y se suele tragar de un bocado a la esperanza.

¿Y quieren saber más?

Me ha venido persiguiendo desde que comencé a elaborar esta teoría.

Dejen que les comparta la Incertidumbre, puede que entre todos la disolvamos o tal vez nos engulla juntos.Bueno, ahí va.

Todo lo creido y especulado sobre nuestra realidad trascendente puede que sea una soberana estupidez.La única Realidad, que marcha inexorablemente hacia delante, aplastando sagrados misterios terminará por mostrar que todo lo que el hombre cree nada tiene que ver con la Realidad.
El cosmos en su totalidad funciona ajeno a la creencia religiosa, esotérica y hasta científica de los seres humanos.
Si no podemos comprender esto seguiremos siendo una especie alienada.

Mientras la humanidad se retuerce prisionera de su Realidad Vacía, fuera de su alcance se encuentra la Realidad, única, luminosa e inconmensurable.

Según la teoría del Caos los sistemas tienden a auto-organizarse, preservando su equilibrio interno, reteniendo una cierta medida de apertura al mundo.Algo semejante sucede con el tiempo: cada elemento posee su propia medida singular respecto al entorno exterior; sin embargo, éstos "relojes" internos se acompasan perfectamente.Cuando la vida corre peligro, el tiempo parece detenerse: los acontecimientos suceden en cámara lenta y tenemos una enormidad de tiempo subjetivo para decidir si frenar o acelerar.Es como si cada acontecimiento dentro del paisaje se desarrollara según un tiempo individual. Esa experiencia del tiempo quizá no sea una simple ilusión producida por una mente sobrecargada de adrenalina.Al desconectarnos del tiempo mecánico podemos experimentar los matices del tiempo fractal: nuestra experiencia se expande y actuamos en consonancia con nuestros ritmos internos, permitiendo que éstos estén en armonía con los ritmos del sistema que nos contiene.Cuando estamos mirando el golpear de las olas, percibiendo la brisa sobre la pradera, los sonidos del bosque o siguiendo con la mirada el vuelo de un halcón, podemos llegar a comprender una realidad existencial que comunmente se nos escapa, pero que al conectarnos con ella, nos invade e introduce en una frecuencia de tiempo distinta. De esa forma nos sentimos trasuntados por el flujo del tiempo grande y lento, como el transcurrir del día, las modificaciones de las nubes en el cielo, la apertura de las flores, o el marchitar del follaje.Todas estas dimensiones fractales del tiempo se curvan y se quiebran también dentro de nuestros cuerpos, ya que están sincronizadas con nuestros ritmos temporales interiores.Cuando estamos absortos en la contemplación de un paisaje, nos enamoramos, estamos en crisis o algún peligro nos amenaza, en esos momentos generamos un cambio de conciencia que nos permite olvidarnos de nuestros prejuicios sobre el tiempo y entrar en ritmos temporales diferentes.También cuando soñamos nos adaptamos a un tiempo distinto, donde una larga y compleja historia es vivida en pocos segundos

La teoría del Caos tiene que ver con la incapacidad de predecir y controlar, con la imposibilidad para hacer una descripción completa; a esta situación los científicos la han llamado "la información ausente".Esta información ausente puede ser de gran importancia pero... está ausente.Dicha ausencia deja en nosotros un rastro de frustración y de profundo desasosiego, similar al efecto que produce el inasible contenido de la enseñanza Zen.

"Tres hombres de cada diez caminan hacia la vida.
Tres hombres de cada diez caminan hacia la muerte.
Tres hombres de cada diez mueren en ansia de vivir.

¿Cómo puede sobrevivir el décimo hombre?"

La propuesta filosófica de Lao-Tse queda flotando en la mente racional y concreta del hombre occidental.Las paradojas y los koans nos llevan al límite del pensamiento lógico, racional y ordenado. Obligan a la mente a moverse en espiral y realizar ensayos mentales mientras intenta resolver el problema.Sin embargo, puede que no haya solución desde el contexto en el que están enmarcados. Nos dicen que algo falta, algo es incompleto acerca de nuestro concepto de realidad.Pero solo el hecho de que pensemos en tales paradojas significa que somos superiores al sistema conceptual que hemos creado; puede que nosotros seamos la información ausente que estamos buscando.Pero cuando carecemos de datos o los mismos son insuficientes o contradictorios, se generan las paradojas.Ellas nos crean un caos mental ante el cual tratamos de cambiar y reorganizar nuestra percepción de la Realidad.

Tanto en la teoría como en la práctica, siempre habrá información ausente, una limitación para nuestro conocimiento. Por un lado, en un sistema tan complejo como el mundo, no hay una clara división de partes, lo cual ya nos impide conseguir toda la información, por otro lado, nuestra simple acción de intentar obtener información, nuestra presencia, perturba el sistema de forma impredecible. Además "no podemos colocar la totalidad en una parte, ya que esa parte también integra la totalidad".Siempre queremos acabar las cosas pero nos olvidamos de la información ausente. Nuestro tremendo deseo de controlar la naturaleza humana y el mundo material nos ha creado una adicción neurótica al progreso. Sólo nos sentimos seguros al creer que controlamos una situación determinada y nos olvidamos de la dimensión del misterio.

Cada día nos ufanamos del progreso tecnológico que se va logrando, que va insuflando en nosotros una sensación de omnipotencia que nos lleva a pensar que la Realidad es como la entendemos y diseñamos, concepto que muchas veces hace que dejemos de preguntarnos si eso es realmente cierto.Un ejemplo muy evidente: A principios del siglo XX, los físicos comenzaron a creer que su campo de investigación se agotaría muy pronto. ¿Pueden imaginarlo?Pensaban que ya no habría aspectos físicos relevantes para develar; y que sólo les faltaban resolver tres problemas: Descubrir por qué Mercurio tiene una orbita irregular; porqué hay diferencia entre la teoría y la real cantidad de energía liberada por un agujero negro; y determinar el efecto que produce un cuerpo sobre el movimiento de otros dos.

Andando los años, resultó que el completar la información respecto del primer caso, condujo a la Teoría de la Relatividad; la resolución del segundo problema generó la Teoría Cuántica; y del tercero surgió la Teoría del Caos.Y esas tres teorías brindan a su vez, la argumentación científica para el surgimiento de la Teoría Egonica.La Realidad se comporta como en esos cubos mágicos, en cuyo interior siempre hay otro cubo más pequeño y así sucesivamente, por eso, cada una de estas teorías aún tiene misterios por resolver.Y como siempre, la Naturaleza es más sutil de lo que en un principio habíamos imaginado.Por eso la información ausente permanece siempre junto a nosotros para recordarnos nuestras limitaciones, apareciendo de cuando en cuando y volviéndolo todo al revés, saltándose nuestras fronteras más establecidas.Aun así, en nuestra civilización occidental la neurosis es difícil de curar cuando nos obsesionamos por lo acabado, por lo completo. Nos empeñamos en lograr teorías científicas concluídas; queremos tener hasta historias con finales tranquilizadores; por eso le colocamos marcos a las pinturas, para que trasmitan la idea de contexto controlado y acabado en sí.

No hay factor más perturbador para la mente humana que lo inacabado, ya que nos sumerge en el vértigo de incontables posibles; por eso la información inconclusa nos carcome la seguridad, haciéndonos caer en manos de la Incertidumbre y el Fatalismo. Para neutralizar esos perniciosos síntomas construímos teorías confiables y completas, aunque sean muy locas.Pero las teorías completas no existen.Una teoría es una proyección mental sobre la infinita complejidad de la naturaleza, la que pone énfasis en ciertos matices dentro del flujo de la existencia y de la Incertidumbre.Por consiguiente, el contexto en el que nacen las teorías cambia permanentemente.Una teoría funciona durante un cierto tiempo y después parece estancarse por el surgimiento de dificultades no previstas en un primer momento, por consiguiente, irá muriendo si no es actualizada y revitalizada por el aporte de una nueva teoría más avanzada.Por eso, durante casi doscientos años se pensó que las bacterias aparecían por generación espontánea, y fue necesario el esfuerzo de varias generaciones de químicos y biólogos para demostrar que, como todos los seres vivos, las bacterias se reproducen a partir de otras.

Las teorías son como herramientas de la mente y deben poder ser cambiadas cuando hace falta; aunque también es oportuno destacar que el método científico que las evalúa tropieza con dificultades conceptuales.Sabemos que los resultados de la observación y experimentación suministran la evidencia para tener en cuenta como aceptable a una teoría científica, pero no llegan a demostrar que la misma es correcta.Hasta la generalización empírica más modesta, por ejemplo : "Durante la noche no sale el sol", va más allá de lo que puede ser deducido de la evidencia en sentido estricto.Si las teorías científicas no expresaran más que la evidencia que suele sustentarlas, tendrían poca utilidad. No podrían ser usadas para predecir el curso de la naturaleza, y carecerían de poder explicativo.Generalmente las teorías se comprueban examinando las predicciones que argumentan; si una predicción resulta ser correcta, confirma la teoría; si la predicción no se cumple, rebate la teoría, y cualquier otra alternativa es irrelevante.Un ejemplo de generalización empírica sería: "Todos los hombres usan pantalones". Se entiende que los hombres con pantalones apoyan la hipótesis, los hombres sin pantalones la refutan, y los no hombres son irrelevantes.

Pero ésta hipótesis genera otros problemas.Supongamos que aplicamos el mismo tipo de consideración a la hipótesis un tanto exótica de que todas las cosas que no tengan pantalones no son hombres. Los seres sin pantalones (mujeres con faldas, por ejemplo) la apoyan, los hombres sin pantalones la refutan, y los demás seres son irrelevantes.El problema surge cuando observamos que esta hipótesis equivale a la hipótesis original del hombre; decir que todas las cosas sin pantalones no son hombres es sólo una forma poco usual de decir que todos los hombres usan pantalones.

Entonces ¿cualquier evidencia que apoye una hipótesis apoya la otra?
Esto nos deja, sin embargo, con la conclusión bastante extraña de que las mujeres con faldas proporcionan la evidencia de que todos los hombres usan pantalones.

Estas paradojas se generan porque el método científico se apoya usualmente sobre deducciones empíricas.No es de extrañar que se piense, por lo tanto, que las teorías que ahora se aceptan han tenido éxito en cuanto a la predicción: si no lo hubieran tenido, ahora no las aceptaríamos.Desde el punto de vista de la ciencia actual, casi todas las teorías complejas con más de cincuenta años pueden ser consideradas como falsas.

Los libros de texto de ciencia elementales están plagados de equivocaciones conceptuales y de comprobación y cálculo. Pero si todas las teorías pasadas han sido halladas incorrectas, entonces la única deducción razonable es que todas, o casi todas, las teorías actuales serán consideradas erróneas dentro de cincuenta años.

Si el ser humano es el reactivo que genera una información ausente, es lógico deducir que de dicha materia prima surja una resultante fallida, distorsionada, patológica.

¿Y porqué el factor humano produciría una reacción distorsionada de la Realidad?
¿Porqué se debería considerar a la humanidad como la propia información ausente dentro del contexto universal?

La humanidad desarrolló una cubierta protectora llamada "Percepción", (especie de periscopio) ha través de la cual observa la realidad circundante; Y a partir de esas "observaciones periscópicas" la humanidad desarrolla sus propias conclusiones, que culminan con la formación de preconceptos, supersticiones, creencias y leyes científicas, eso y mucho más; todo es absorbido a través de esa cubierta protectora.El Universo a su vez desarrolla un mecanismo que nos aísla de la gran realidad cósmica; se llama Tiempo.Por él estamos obligados a desarrollar nuestra dramática existencia mientras vamos generando una percepción distorsionada de la Realidad.

¿Puede una polilla en su breve vida, comprender y asimilar la dimensión temporal de la existencia humana?

También nosotros, al carecer de comprensión de una Realidad a la cual no podemos acceder, construímos la Realidad Vacía, que solo es existente para nosotros.De esa manera, a partir de la ausencia de datos o peor aún, de datos equivocados que nos formamos de la gran Realidad, vamos sacando invariablemente conclusiones erróneas, dando lugar entonces a la "información ausente".Ella da como resultado el total y absoluto desconocimiento de nuestra realidad y de los inmediatos pasos que nuestra existencia dará al minuto siguiente.De esa manera se genera el fenómeno Destino.Cada vez que un ser humano nace, ingresa a la realidad de éste mundo cerrándose para él la posibilidad de comprender la gran Realidad. Y como en el mito de la caverna, será un ser más encadenado de cara a la pared y obligado a imaginar cómo es la existencia fuera de los límites impuestos a su condición.Nuestra Realidad está vacía justamente de todo contenido, información previa o garantías, que de tenerlas nos harían segura la existencia.De todas formas estamos obligados a ir llenando ésta realidad a medida que vamos tomando decisiones acertadas o no, y avanzamos por el corredor temporal a tientas, rogando a los dioses que nuestros pasos sean acertados.Así vamos autorealizando día a día nuestro destino, cuyo libreto desconocemos hasta el preciso instante de su actuación.

¿El resultado de tal experiencia terrenal?

Lo que vemos: Un mundo insatisfactorio, inestable, donde abunda el desencanto y la frustración.

¿Cómo podríamos denominar a un lugar así?: Un mundo vulgar

Conclusión:"me siento vacio"

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