Los principios
Los principios no mueren. Quienes mueren son las personas, a veces los recuerdos. Mueren los que no tienen principios, los que se arrastran y pisotean la ética a cada paso, los que “transan”, los que ven el derecho de su nariz y sus intereses. Pero aquéllos que esculpen en bronce sus ideas, que propagan los principios y los lanzan a los cuatro vientos y se enorgullecen de sostenerlos, no mueren. Nos dicen adiós, pero continúan martillando con sus frases, sus opiniones y afirmaciones, aunque algunos las consideren pasadas de moda, a destiempo, anticuadas o radicales.